Existen barriles desechables que funcionan de la forma que describes: con una bolsa interior que se llena de cerveza y se aplica presión de gas en el exterior de la misma.
Para los sistemas de tiro que empujan directamente la cerveza, existen estos gases de uso común:
- aire - como con una bomba manual
- CO2 - para los cerveceros caseros y las tiradas cortas
- N2 - para cervezas con flujo de crema o cuando la línea de cerveza es más larga de 50’.
- Una mezcla de N2 y CO2
El uso de aire para empujar la cerveza no tiene ningún efecto inmediato en el sabor. Sin embargo, después de unas horas, el oxígeno del aire empezará a añejar la cerveza, provocando sabores rancios y un aroma a lúpulo apagado.
El uso de CO2 para empujar la cerveza puede hacer que la cerveza tenga más “efervescencia” y, en casos extremos, más mordacidad carbónica.
Para las líneas de cerveza largas, se utiliza N2 para superar el problema de la carbonatación con el CO2.
Una combinación de N2 y CO2, normalmente en la proporción 75%/25%, se utiliza para las cervezas Guinness y creamflow. Cuando se utiliza junto con un grifo de cerveza negra o cremosa, esto tiene un efecto definitivo en el sabor y el aspecto de la cerveza: el amargor se redondea y la cerveza tiene una sensación en boca más espesa. Cuando se sirve la cerveza, el grifo y la presión del gas hacen que se formen cascadas de burbujas al verterla en el vaso, que producen una encantadora y densa cabeza de espuma en la parte superior del vaso. Con este tipo de servicio, es clave tener una cantidad relativamente baja de CO2 disuelto, o el vaso se llenará sólo de espuma.